La pediculosis es un problema real que suele afectar al principio del curso escolar, es
tremendamente molesto y altera el ritmo de vida del niño, sin hablar del aislamiento y
consecuente crisis de autoestima que puede generar a ciertas edades.
Se trata sin duda de un problema tan común como la gripe (una de cada tres personas
reconoce tener o haber tenido piojos) y que no depende de la higiene personal ni del nivel
educativo. Prefieren las cabezas limpias y cualquiera está expuesto a sufrir el ataque de estos
pequeños insectos.
Es importante que los padres revisen a sus hijos y en caso de brote, informarlo a la escuela.
Una vez detectados, hay que combatirlos con un anti piojos de venta en farmacia y seguir
estrictamente las indicaciones para erradicarlos totalmente. En una semana se puede acabar
con ellos y volver a la normalidad de las clases.
Los colegios suelen alertar a los padres cuando perciben la existencia de piojos para evitar
que se propaguen entre más niños. Lo primero que ha de hacerse entonces es inspeccionar la
cabeza del niño para descartar todas las dudas. En el caso de que tenga piojos, no debemos
alarmarnos, no es un drama, y empezar inmediatamente con un tratamiento pediculicida
adecuado y continuar con el proceso a seguir en el caso de infestación. Además, debemos
comprobar que otros miembros de la familia no se hayan contagiado también.
Por supuesto, las revisiones periódicas del cuero cabelludo han de continuar y con mayor
insistencia que de manera habitual, aunque no hayamos detectado la presencia de piojos en
el niño en ese momento. Es recomendable incluirlas como parte de una rutina, por ejemplo,
tras el baño o la ducha del niño. La detección precoz es fundamental para deshacernos de los
piojos en caso de contagio.
En ambos casos, tanto si encontramos piojos en el niño como si no, no debemos ocultárselo.
El niño puede ayudar a prevenir el contagio con otros niños, evitando el contacto directo y no
usando objetos de la cabeza de compañeros. Pero cuidado, tener piojos es algo muy común
y en ningún caso un drama, por lo que debemos concienciar al niño en este sentido y no,
traumatizarlo.