Fue una experiencia apasionante. La cara de los alumnos fue todo un premio, pero la cara de las personas mayores fue la mayor recompensa para todos.
Esperemos que se convierta en una costumbre y todos los años realicemos este tipo de actividades. Aquí os pongo algunas fotos para que veáis como se dió la cosa.
Después de la actuación nos invitaron a tomar un aperitivo en los salones de la Residencia. La fuentecilla fue todo un éxito. A nuestros chicos les encantó.
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